domingo, 16 de agosto de 2015

16-08-2015 Mensaje del Presidente del Centro de Exalumnos de Don Bosco - Angel Zerda

Palabras del Presidente del Centro de Exalumnos de Don Bosco






Domingo 16 de agosto de 2015.

Nos congregamos hoy en este lugar para conmemorar el 200 aniversario del natalicio de San Juan Bosco. Un ser extraordinario, superlativo, extremadamente sencillo y humilde, cuya grandeza no necesita de lujos ni esplendores para recordarlo. Este pequeño busto y su nombre bastan para que todo el mundo sepa quien fue Don Bosco, lo que nos ha dejado, su obra y cómo perdura en el tiempo, hasta el extremo de saber que Don Bosco vive entre nosotros.

Juan Melchor Bosco nació en Ibecchi, caserío del pueblo de Murialdo en Castelnuovo, en el Piamonte, Italia el 16 de agosto de 1815. Hijo de Francisco Luis Bosco y de Margarita Occhiena. A los dos años perdió a su padre y esto lo signó para toda la vida. Creció en un ambiente de trabajo, austero y de necesidades en donde llegó a padecer los rigores de un hermanastro que no lo comprendía. Su madre sufrió hasta el extremo de tener que enviarlo fuera del hogar para preservarlo.

Tuvo la suerte de encontrar en su camino a un sacerdote amigo con quien comenzó a estudiar. Don Bosco fue brillante, a la par que trabajaba aprendía y dedicaba su tiempo libre para congregar a los jóvenes como él, distraerlos con mil juegos y malabares e instruirlos en el evangelio.

Supo ganarse el respeto y la amistad de muchos. Ingresó al seminario para cumplir su sueño, el de ser sacerdote y consagrar su vida a Dios. Se dice de Don Bosco que el fue “el santo de los sueños”, precisamente porque en sueños recibió el mensaje que le marcaría el rumbo a seguir en su vida. Supo interpretarlos y reconocer a la Santísima Virgen en ellos, a María Auxiliadora, hacedora de toda su obra como siempre recalcaba. “Todo lo hizo Ella” “Tened fe y confianza en María Auxiliadora y veréis lo que son milagros” decía.

Caminó las calles de Turín, visitó a los jóvenes detenidos y se conmovió por ellos, advirtiendo que la carencia de un hogar y las necesidades los había llevado a ese lugar donde truncarían sus vidas. Esa imagen impactó a Don Bosco, con desesperación buscó la respuesta para lo que tenía ante sus ojos; naturalmente su condición de huérfano, de haber crecido sin tener a su padre, le permitía contemplar con otros ojos la realidad de los muchachos y hasta pensar que él podía ser uno de ellos, de no ser por los denodados esfuerzos de mamá Margarita. De ahí su necesidad de mostrarse como padre, como un amigo para los jóvenes. Así empezó su obra predicando, reuniendo a muchachos desvalidos para conformar la sociedad de la alegría primero y luego la Sociedad de San Francisco de Sales, los Salesianos de hoy.

Sus sueños le mostraron cuánto debía hacer; mil puertas tocó buscando recursos y erigió la Basílica de María Auxiliadora. Así se sucedieron sus obras, pudo volar, ver lo que había más allá; atravesar fronteras, trascender con su obra. Preparó a sus discípulos y los envió a su tierra prometida, la Patagonia Argentina, visitada en sus sueños. Así llegaron los Salesianos a nuestro suelo, a colonizar el corazón de muchos argentinos y como efecto propagador la obra se irradió a todo el orbe, más de cien años ya en esta presencia de Salta.

Fue declarado Santo por el papa Pío XI el 1 de abril de 1934, tan sólo 46 años después de su muerte en 1888 y le fue dado el título de «Padre, Maestro y Amigo de los Jóvenes” por el papa Juan Pablo II.
200 años después…Hoy te recuerda todo el mundo Don Bosco. Ya no eres patrimonio exclusivo de la familia salesiana, te has convertido en patrimonio de la humanidad que ávida te reclama. Agradecidos por haber recibido la educación salesiana, basada en el Sistema preventivo, “razón, religión y amor”, venimos a conmemorarte, a traer nuestro agradecimiento y renovar también nuestro compromiso como exalumnos, herederos de tu carisma, de conservar nuestra identidad y misión en la vida, que no es otra que la de ser “buenos cristianos y honrados ciudadanos”
Exalumnos, miembros de la Familia Salesiana, sembremos, dejemos huella, para que los jóvenes exalumnos sigan la posta de esta generosa y dedicada actividad que requiere del compromiso. Para que ningún Centro de Exalumnos se pierda en el anonimato por la decidia, el desinterés o la falta de motivación. Desde nuestro humilde lugar de exalumnos, trabajemos para sostener la obra de Don Bosco, para que muchos niños y jóvenes de hoy puedan conocer de manos consagradas o laicas, las delicias del esfuerzo y sacrificio del Padre y Maestro de la Juventud en su incansable e interminable búsqueda de la salvación de las almas de sus muchachos.

Don Bosco, no permitas que nos invada el cansancio, la ignorancia o el desconsuelo; infúndenos la fuerza necesaria para continuar tras tus pasos, como exalumnos, con nuestras falencias y virtudes, pero unidos, firmes y constantes. Así, podremos cumplir tus sueños, de vernos un día todos en el Paraíso. FELIZ CUMPLE DON BOSCO!!!

Leonardo Atilio Fadel
Presidente Centro de Exalumnos de Don Bosco
Colegio Salesiano Angel Zerda