MONSEÑOR MATÍAS LINARES
Y EL COLEGIO SALESIANO DE SALTA
En el centenario de su fallecimiento
1914 - 20 de abril - 2014
Eduardo Luis
Giorda S.D.B.
Fue este ilustre Obispo
de Salta quien más trajinó para que los Salesianos de Don Bosco fundaran una
Escuela de Artes y Oficios en la ciudad.
A cien años de su muerte,
los Salesianos de Don Bosco le rendimos un cariñoso homenaje, le expresamos
nuestra gratitud y valoramos su presencia en la historia de la ciudadanía
salteña.
LAS GESTIONES
Antes de ser obispo,
Matías Linares ya había compartido el anhelo y las iniciativas para lograr que
los salesianos fundaran en Salta una escuela de artes y oficios. Consagrado
obispo, asumió y llevó a término con tenacidad infatigable esas largas
tratativas que se habían iniciado en el lejano 1880. A sólo cuatro meses
de asumir como obispo de Salta, escribió primero al Rector Mayor salesiano, don
Miguel Rua; solicitó luego al Inspector salesiano de Argentina, padre José
Vespignani, y lo entrevistó en Buenos Aires. Pero la respuesta fue poco menos
que desoladora: “Por algunos años, imposible”.
Sin desalentarse volvió a
insistir el 10 de enero de 1899. Ni siquiera estando ese año en Roma para
asistir al Concilio Plenario de los Obispos de América Latina y visitando en
Turín a los superiores salesianos, pudo lograr lo que pretendía. De regreso,
nuevamente se entrevistó en Buenos Aires con el Inspector Salesiano.
La preocupación de Mons.
Linares por los niños era de una sensibilidad palpable. Gozaba, como el Divino
Maestro, en exteriorizarles su cariño e interés. Con frecuencia en los días
buenos del otoño e invierno salteño, en las primeras horas de la tarde, se lo
podía ver sentado bajo un sauce del parque urbano rodeado de un enjambre de
chiquillos a los cuales hablaba y obsequiaba.
Es de suponer que las
palabras de Mons. Linares hayan impresionado hondamente al padre Vespignani,
pues desde entonces fue éste el más decidido e insistente propulsor de los
anhelos del Obispo. A su vez, Mons. Linares no desistió ni un día en su
propósito. Todavía intentó enviando en 1903 a Mons. Julián Toscano, vicario general de
la diócesis, para que hablara personalmente con don Miguel Rua sobre el
proyecto.
Nueva campaña abrió el
obispo Linares en 1905 escribiendo al padre José Vespignani el 10 de julio: “Es
la tercera [vez] que vuelvo a intentar… Un caballero muy respetable… pone a
disposición…una manzana completa a cinco o seis cuadras de la plaza principal
de esta ciudad, y un subsidio de 15
a 20 mil pesos”. El tal caballero era don Ángel
Zerda, ex gobernador de Salta, tan identificado con el Obispo que iba a correr
con todo lo material, decidir la fundación y dejarle su propio nombre.
También la intervención
del canónigo José María Hinojosa, fundador y director del Hogar-Escuela ‘León
XIII’ dio lugar a estas gestiones. Ofrecía su colegio al padre Vespignani, a
quien escribía el 26 de agosto de 1908 invitándolo a las fiestas del Señor del
Milagro de septiembre.
Monseñor Linares intentó
nuevamente en junio de 1909 escribiendo al Inspector e, incluso, al Rector
Mayor don Miguel Rúa. Por su parte, el vicario general Mons. Julián Toscano, en
un nuevo viaje por Italia, conversó personalmente con don Miguel Rua, el cual
le hizo entrega de una tarjeta para el padre Vespignani que iría abriendo los
caminos de la Obra
Salesiana en Salta.
Al fin el padre
Vespignani viajó personalmente a Salta para mejor entender en el asunto. Tuvo
ocasión de participar en las fiestas anuales del Cristo y la Virgen del Milagro quedando
impresionado por el espectáculo de fe dado por el clero, las autoridades y el
pueblo. Inmediatamente después, el 19 de septiembre, el Inspector le comunicaba
a don Rua lo resuelto: quedaba descartada la propuesta del canónigo Hinojosa;
el Obispo ponía a disposición de los salesianos su antigua casa paterna,
mientras en la calle Caseros se construiría el edificio donado por don Ángel
Zerda.
El 1º de marzo de 1910 el
Inspector escribía desde Viedma al Obispo: “…antes del año escolar 1911 ó 12
seguramente no se podrá efectuar la fundación…” Frenando todavía más las
expectativas, el rector mayor don Miguel Rua fallecía el 6 de abril de 1910, y
el padre Vespignani viajaba al Capítulo General que elegiría al nuevo rector
mayor don Pablo Álbera.
El padre Vespignani
regresó de Turín con los permisos en toda regla, según comunicaba el 5 de
noviembre al Obispo: “Recibí ayer el telegrama de S. S. Ilma… Nos admira
también la perseverancia y el interés con que S. S. ha persistido en su
propósito de querer allí la fundación Salesiana. El buen Dios ha dispuesto que
yo pudiera ayudar directamente en el Capítulo Superior y ante el nuevo Rector
Mayor… Estoy autorizado a empezar la fundación lo más modestamente que se
pueda… Mi idea, pues, sería empezar al principio del año 1911… en la Casa que S. Sría. tuvo la
amabilidad de ofrecernos… Durante el año podría iniciarse la obra que el generoso
Cooperador Señor Don Ángel Zerda con tanto deseo quiere fundar; y así confiamos
con el favor de Dios dar principio a la misión en pro de la juventud pobre de
esa Provincia…”.
Monseñor Linares,
rebosando el más puro gozo, le contestó a vuelta de correo: “Hoy acabo de
hablar con el señor don Ángel Zerda, a quien he leído su consoladora carta.
Queda contentísimo, no viendo las horas que cuanto antes se realice su sueño
dorado.”
Acompañados por el padre
José Vespignani, los cuatro salesianos fundadores llegaron en tren a Salta el 9
de marzo de 1911. “El señor Obispo nos aguardaba en su palacio episcopal. Al
vernos, abrazando a cada uno, exclamó: –¡Al fin, después de veinte años de
espera, veo a mis salesianos!”
El primer director fue el
padre Luis Correa Llano, de 24 años, secundado por el padre Ambrosio Bonfanti,
de 25 años, en calidad de confesor y consejero; ambos habían sido ordenados
sacerdotes el año anterior. Además, el clérigo Abel Pecci, de 24 años, y el
hermano coadjutor José Klein, de 20, como maestro-sastre. Se ubicaron
provisoriamente en calle 11 de septiembre (hoy Pellegrini) Nº 76.
El 18 de abril los
salesianos tomaron posesión de la casa donada por Monseñor en calle La Florida N º 186 y
convocaron inmediatamente para la solemne bendición el domingo 23 de abril. El
día anterior ya habían comenzado ‘las clasesitas’ del ‘Colegio Miguel Rua’, que
dictaban los cuatro salesianos a 80 alumnos externos de 1º a 5º grados. En todo
tiempo libre se organizó el Oratorio para los niños.
Los salesianos tuvieron
en Monseñor no sólo un solícito pastor sino un verdadero y afectuoso padre.
Tanto en la casa de calle Florida como más tarde en el nuevo edificio de
Caseros, no faltaba nunca de honrar con su presencia los más importantes actos
escolares y las más solemnes funciones religiosas.
Con gran gozo de su
corazón el Obispo pudo bendecir y colocar en compañía de don Ángel, el 2 de
octubre de 1911, la piedra fundamental del nuevo edificio en calle Caseros, y
bendecir, el 12 de junio de 1913, la apertura del nuevo local. Pero pocos días
antes, el 1º de mayo, don Ángel Zerda había emprendido su viaje a la Casa del Padre Dios; y no
habría de transcurrir ni siquiera un año antes de que llegara también para él
la hora de seguirlo a la dichosa eternidad. Monseñor Matías Linares falleció el
21 de abril de 1914 en Buenos Aires mientras atendía a su salud.
Como un Padre muy
querido, fue llorado tanto por los salesianos y sus niños como por toda Salta,
ya que había sabido conquistarse el cariño afectuoso y el amor sincero con sus
desvelos y atenciones verdaderamente paternales. Sus restos fueron inhumados en
la Iglesia Catedral
de Salta, y el Coro ‘Aquiles Pedrolini’ del Colegio Salesiano cantó el responso
de despedida como póstumo homenaje a quien fuera “el iniciador y verdadero
promotor de la Obra
Salesiana en Salta”.
Los Salesianos de Don
Bosco jamás olvidarán la exquisita caridad paternal de este gran pastor de la Iglesia de Salta, cuya
solicitud afectuosa los acompañó constantemente en las arduas horas de la
fundación.
En 1913 Monseñor Linares
había donado generosamente las primeras máquinas para que los salesianos
pudieran iniciar la escuela-taller de Artes Gráficas.
En marzo de 1917 el padre
director Luis Correa Llano lanzó la idea de una colecta pública para la
construcción de un nuevo edificio para los talleres de artes y oficios que se
dedicaría a la memoria de Monseñor Matías Linares, y que se fue levantando
rápidamente sobre el sector que daba al tagarete, la actual calle Alvear. El 24
de mayo de 1918, en la solemne fiesta de María Auxiliadora, el Sr. Obispo
Monseñor José G. Romero procedió a la bendición de los nuevos talleres
instalados en el “PABELLÓN MONSEÑOR LINARES”.
Y ahora hace pocos años,
conmemorando el CENTENARIO DE LA
LLEGADA DE LOS SALESIANOS DE DON BOSCO A SALTA, el 24 de
junio de 2011 se celebró en la
Catedral la MISA DE ACCIÓN DE GRACIAS POR EL CENTENARIO
SALESIANO Y DE GRATITUD A LA IGLESIA PARTICULAR DE SALTA, presidida por el
arzobispo Monseñor Mario Antonio Cargnello. Seguidamente el padre inspector
salesiano Manuel Cayo llevó palmas a las tumbas de Mons. Matías Linares y de
los arzobispos salesianos Mons. Tavella y Mons. Pérez, y entregó una placa a
Mons. Cargnello con el texto: “Los Salesianos de Don Bosco y la Familia Salesiana
al Sr. Arzobispo Mons. Mario Antonio Cargnello como homenaje de gratitud a la Iglesia de Salta que nos
llamó y nos acompañó durante cien años. 24 de junio de 2011” . Entonando los
himnos al Cristo y a la Virgen
del Milagro, y con un prolongado aplauso, concluyó este debido homenaje a “el
verdadero fundador de la
Obra Salesiana en Salta”. -