El arzobispo de Buenos Aires
y cardenal primado de Argentina, Jorge Mario Bergoglio, elegido este
miércoles sucesor de Benedicto XVI con el nombre de Francisco I, es el primer
Papa jesuita y latinoamericano. Nació el 17 de diciembre de 1936 en la capital
argentina, hijo de un matrimonio de italianos formado por Mario, un ex empleado
ferroviario, y Regina, ama de casa.
Ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969, desempeñándose como Superior Provincial de los jesuitas entre 1973 y 1979, en plena dictadura militar, el nuevo Pontífice es un hombre de vida austera e ideas moderadas.
Egresó de la escuela secundaria industrial Hipólito Yrigoyen con el título de técnico químico, pero a los 21 años (en 1957) decidió ingresar a la Compañía de Jesús,
Bergoglio fue considerado en su momento uno de los fuertes candidatos a tomar el lugar de Juan Pablo II cuando éste murió, el 2 de abril de 2005. En aquel momento, eran 117 los cardenales menores de 80 años en condiciones de votar para elegir un nuevo papa, entre los cuales se encontraba el cardenal argentino, de quien se dice que logró obtener 40 votos de los 77 necesarios para ser elegido.
Pero el cardenal alemán Joseph Ratzinger, de 77 años y miembro de la Congregación de la Doctrina de la Fe, fue elegido en la tercera votación. Según el periodista Marco Tosatti, vaticanista del diario “La Stampa” de Roma, Bergoglio, entonces de 70 años, pidió a sus "patrocinadores" que se abstuvieran de elegirlo.
Luego de una gran actividad como sacerdote y profesor de teología, fue consagrado obispo titular el 20 de mayo de 1992, ejerciendo como uno de los cuatro obispos auxiliares de Buenos Aires. El 28 de febrero de 1998 tomó el cargo de arzobispo de Buenos Aires, sucediendo a Antonio Quarracino.
Durante el consistorio del 21 de febrero de 2001, el papa Juan Pablo II lo nombró cardenal del título San Roberto Belarmino. Además, se constituyó en el primado de la Argentina. Bergoglio fue presidente de la Conferencia Episcopal Argentina durante dos períodos.
El 17 de diciembre de 2011, al cumplir 75 años, Bergoglio presentó su renuncia al arzobispado de Buenos Aires por alcanzar el límite de edad, según lo determina la ley eclesiástica. Pero, como era previsible, Benedicto XVI no aceptó la renuncia, sino que prorrogó su mandato por dos años, para dejar en claro la buena relación del arzobispo porteño con el Vaticano y como muestra de reconocimiento hacia su labor en el país.
Ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969, desempeñándose como Superior Provincial de los jesuitas entre 1973 y 1979, en plena dictadura militar, el nuevo Pontífice es un hombre de vida austera e ideas moderadas.
Egresó de la escuela secundaria industrial Hipólito Yrigoyen con el título de técnico químico, pero a los 21 años (en 1957) decidió ingresar a la Compañía de Jesús,
Bergoglio fue considerado en su momento uno de los fuertes candidatos a tomar el lugar de Juan Pablo II cuando éste murió, el 2 de abril de 2005. En aquel momento, eran 117 los cardenales menores de 80 años en condiciones de votar para elegir un nuevo papa, entre los cuales se encontraba el cardenal argentino, de quien se dice que logró obtener 40 votos de los 77 necesarios para ser elegido.
Pero el cardenal alemán Joseph Ratzinger, de 77 años y miembro de la Congregación de la Doctrina de la Fe, fue elegido en la tercera votación. Según el periodista Marco Tosatti, vaticanista del diario “La Stampa” de Roma, Bergoglio, entonces de 70 años, pidió a sus "patrocinadores" que se abstuvieran de elegirlo.
Luego de una gran actividad como sacerdote y profesor de teología, fue consagrado obispo titular el 20 de mayo de 1992, ejerciendo como uno de los cuatro obispos auxiliares de Buenos Aires. El 28 de febrero de 1998 tomó el cargo de arzobispo de Buenos Aires, sucediendo a Antonio Quarracino.
Durante el consistorio del 21 de febrero de 2001, el papa Juan Pablo II lo nombró cardenal del título San Roberto Belarmino. Además, se constituyó en el primado de la Argentina. Bergoglio fue presidente de la Conferencia Episcopal Argentina durante dos períodos.
El 17 de diciembre de 2011, al cumplir 75 años, Bergoglio presentó su renuncia al arzobispado de Buenos Aires por alcanzar el límite de edad, según lo determina la ley eclesiástica. Pero, como era previsible, Benedicto XVI no aceptó la renuncia, sino que prorrogó su mandato por dos años, para dejar en claro la buena relación del arzobispo porteño con el Vaticano y como muestra de reconocimiento hacia su labor en el país.
En la Santa Sede es miembro de la Congregación para el Culto
Divino y la disciplina de los Sacramentos; de la Congregación para el Clero; de
la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y de las Sociedades de
Vida Apostólica; del Pontificio Consejo para la Familia y la Pontificia Comisión
para América Latina.
Al poco tiempo de ser ordenado sacerdote padeció problemas
respiratorios y, tras una operación, sufrió la pérdida de un pulmón. Hoy goza
de muy buena salud, fruto de la vida austera y rigurosa que siempre ha
observado.
Cuando viaja a Roma, no le gusta mostrarse con los atributos
de un cardenal. Por eso es frecuente verlo con un abrigo negro, para no hacer
ostentación de la llamativa vestimenta de los purpurados. Cuando el Papa lo
proclamó cardenal, no se compró una vestimenta nueva, sino que ordenó arreglar
la que usaba su antecesor Quarracino.
En sus homilías, el cardenal revaloriza en forma permanente
el sentido de la patria y las instituciones y, pese a su formación técnica de
ingeniero químico, es un apasionado lector de Dostoievski, Borges y autores
clásicos. Es habitual, además, su presencia en actos ecuménicos e
interreligiosos.
Tras la impactante noticia de la renuncia del Benedicto XVI,
el pasado 11 de febrero. Bergoglio consideró que la dimisión de Ratzinger fue
"un gesto revolucionario, un cambio en 600 años de historia", y
afirmó que "se trata de una decisión muy pensada delante de Dios y muy
responsable por parte de un hombre que no quiere equivocarse él o dejar la
decisión en manos de otros".
“La Voz de Bergoglio tiene peso dentro de la estructura
vaticana", aseguró el embajador argentino en Roma, Juan Pablo Cafiero,
antes de que se conociera el resultado de la votación, y el final del cónclave,
horas después, le dio la razón.
Fiel a su baja exposición, el nuevo Papa tiene afinidades
muy escondidas pero significativas. Es aficionado al fútbol, simpatizante de
San Lorenzo de Almagro. Una vez el plantel le regaló una camiseta autografiada
por los jugadores. También le gusta el tango.