El próximo
jueves 28 de Marzo se realizará la Manifestación de Fe – Visita a los Sagrarios, que
es tradicionalmente organizada por este Centro de Exalumnos.
Es una
costumbre popular en la que los fieles visitan Iglesias o Templos donde se
encuentra el "Sagrario", el Santísimo Sacramento expuesto y
resguardado para la comunión del Viernes Santo.
En cada uno de
los lugares, la peregrinación se detiene para realizar una breve reflexión a
cargo de monseñor Mario Antonio Cargnello, y continuar a la siguiente iglesia.
Hacemos llegar
esta invitación a participar de la misma, saldremos desde la capilla María
Auxiliadora del Colegio “Angel Zerda”, a las 21,00 hs. para luego peregrinar
pasando por parroquia Nuestra Señora de la Merced , Iglesia San José, Parroquia Nuestra
Señora del Valle, Basílica Menor de San Francisco, culminando en la Catedral Basílica.
Nos acompañará nuestro Arzobispo Mons. Mario Cargnello.
En este “Año
de la Fe”, participemos en este acontecimiento eclesial y que sea motivo de un
renovado compromiso de fidelidad a Dios que nos llama a la santidad.
Sus orígenes en Salta
Los salesianos
de Don Bosco llegaron en el año 1911
a Salta, los componentes del grupo fundador no tardaron
en darse con uno u otro exalumno de diversos colegios del país y aún de Europa.
Uno de los
sacerdotes del grupo fundador el padre
Ambrosio Bonfanti, fué quien dió inicio a la Manifestación de Fe, visitando los
sagrarios de la ciudad el 1° de Abril de 1926.
Por qué se visitan siete iglesias
La tradición
de visitar las ‘siete Iglesias’ nació en Roma hacia el año 1559 y se ha ido
adoptando en el mundo entero. Su
iniciador fue el "gran santo" San Felipe Neri.
Después de la misa del Jueves Santo en la noche, el Santísimo se reserva en lugares especiales para la comunión del Viernes Santo, día en que se conmemora la Pasión y muerte del Señor y en que no se celebra la Eucaristía. Con la consolidación del culto eucarístico en los siglos XII y XIII, se extendió la costumbre de preparar un “sepulcro” a Cristo. He ahí que en muchos lugares se llame todavía “sepulcro” a aquello que nosotros conocemos como monumento.
La devoción
popular hizo de este gesto práctico, es decir, reservar las hostias consagradas
el Jueves Santo para la comunión del Viernes Santo, todo un despliegue de arte
y creatividad. Nosotros heredamos esta tradición ya desde el principio.
¿Por qué el
número de siete? Es una costumbre posterior a la de la preparación de los
monumentos. Esta se deriva de la usanza romana de visitar las siete iglesias
más importantes de Roma, que fomentara y promoviera san Felipe Neri en el S.
XVI, y que todavía hoy se conserva.
Este gesto es
una especie de peregrinación y sacrificio, que recuerda, según algunos, cuando
Jesús fue llevado de un lado a otro durante el proceso seguido antes de su
crucifixión.
Según la
devoción popular, la visita a los siete monumentos recuerda los siguientes
pasajes bíblicos:
1. El recorrido por Jesús desde el lugar de
la Ultima Cena, hasta el Huerto de los Olivos;
2. Del huerto a la casa de Anás;
3. De ahí a la casa de Caifás;
4. El tránsito al pretorio de Pilato;
5. De Pilato a la casa del Rey Herodes;
6. Cuando es llevado por segunda vez ante
Pilato.
7. El recorrido hacia el Calvario con la Cruz
a cuestas.
La costumbre
de visitar los monumentos es propia del Viernes Santo, aunque muchos la hacen
ya desde el Jueves en la noche. Desde tempranas horas de la mañana se ven
numerosos grupos que van de iglesia a iglesia para cumplir con esta hermosa devoción.
La visita tiene un desarrollo semejante al Vía Crucis, ya que tiene siete estaciones y en las que se lee la Escritura, y se reza y medita sobre la Pasión del Señor.
La
recomendación de la Iglesia es que en este caminar se medite y se viva la pasión
de Jesús, la forma en que se llevó a cabo el misterio de nuestra salvación.
San Felipe Neri
Felipe Neri,
El Apóstol de Roma, nació en Florencia, Italia, el 22 de julio de 1515 y murió
el 26 de mayo de 1595 en Roma, Italia. Fundador de la Congregación del
Oratorio.
Felipe se
encontró en Roma con una Iglesia en donde el colegio cardenalicio era gobernado
por los Médici, de suerte que muchos cardenales se comportaban más bien como
príncipes seculares que como eclesiásticos. Parte del clero había caído en la
indiferencia, cuando no en la corrupción y muchos sacerdotes no celebraban la
Misa sino rara vez, dejaban arruinarse las iglesias y se desentendían del
cuidado espiritual de los fieles. Al mismo tiempo, el pueblo romano parecía
haberse alejado de la fe cristiana. La tarea de Felipe habría de consistir en
reevangelizar la ciudad de Roma, por lo que un día se le llamaría el Apóstol de
Roma. Felipe, aún laico, comenzó dirigiéndose a las gentes en mercados y
plazas, e inició visitas a hospitales, induciendo a otros a acompañarlo.
Hacia 1544
estableció amistad con San Ignacio de Loyola, a quien quiso seguir como
misionero en Asia, aunque finalmente desistió porque deseaba continuar con la
labor iniciada en Roma, constituyendo el núcleo de lo que después se convirtió
en la Hermandad del Pequeño Oratorio.
En 1559,
Felipe comenzó a organizar visitas regulares a las Siete Iglesias, en compañía
de sacerdotes y religiosos, así como de laicos.